DEVOCIONAL

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MANTO

«Jesús se dio vuelta, vio a la mujer y le dijo: “Ya no te preocupes, tu confianza en Dios te ha sanado.”

Y desde ese momento la mujer quedó sana.» (Mateo 9.22, página 1538)

Cuando Jesús terminó de hablar en la sinagoga, la multitud dificultaba su paso. ¡Había gente por todas partes! ¡Personas que deseaban acercarse a él!

Es que se había convertido en alguien muy famoso. Por todas partes se contaban sus grandes milagros, los enfermos que había curado, la manera en que enseñaba acerca del propósito de Dios para el ser humano, el amor que demostraba por todos, la alegría que se veía en su rostro, los muertos que había resucitado, las personas que había liberado, ¡todos querían estar cerca de Jesús!

De pronto, mientras caminaba entre la multitud, se detuvo y les dijo a sus discípulos: «¡Un momento! ¡Alguien tocó mi ropa!» ¡Imagínate las cosas que pensaron cuando escucharon esas palabras! No se rieron por respeto, pero enseguida le respondieron que era inevitable que alguien lo tocara con tantas personas a su alrededor.

Jesús no les prestó atención y siguió buscando entre los rostros a quien había tocado el borde de su manto. ¡Entonces apareció! ¡Una mujer que había estado enferma por muchísimos años y que ese día había recibido el milagro que tanto necesitaba! ¡Su fe en Jesús la había curado!

Dios desea que nos acerquemos a él para pedirle ayuda en cada circunstancia de nuestra vida. Si nos atrevemos a creer en sus promesas podremos experimentar sus milagros y bendiciones cada día.

Sumérgete: No es cuestión sólo de creer que Dios existe. Es necesario acercarnos a él todos los días y creer que puede –¡y quiere!– ayudarnos a vivir una vida feliz.


Devocional Extraído de la Biblia Juvenil H2O

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