DEVOCIONAL

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POZO

«Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, para que no me hicieran daño. Mi Dios sabía que yo no he hecho nada malo.» (Daniel 6.22a, página 1386)

Cuando Daniel estaba en el pozo, rodeado de leones hambrientos, seguramente experimentó muchas sensaciones: el miedo a ser devorado, la tristeza de haber sido traicionado por sus compañeros, el enojo por la injusticia en su contra, los recuerdos de su valentía al decidir serle fiel a Dios y no temerles a los enemigos, la ansiedad por ver una respuesta a sus oraciones… ¡Sentimientos y emociones que se mezclaban con su fe!

Todos alguna vez nos hemos sentido como si estuviésemos en un pozo del cual no podemos escapar.

La depresión profunda, los problemas en casa, las burlas de los demás, la guerra, el quiebre de una amistad o un noviazgo, el pecado no confesado, las injusticias, las pruebas que Dios permite que pasemos, son algunas de las cosas que tienen el poder de hacernos sentir acorralados, presos y aislados.

Es allí, en el pozo, donde Dios quiere que recordemos sus promesas y su fidelidad. En otras palabras, es el momento de acercarnos más a él, y expresarle en oración todo lo que está en nuestro corazón: las tristezas, las dudas y el deseo de ser libres de esa situación.

La Biblia dice que Daniel salió sano y salvo de esa experiencia. ¡Los leones ni siquiera se acercaron a él! A pesar de la oscuridad, el frío y el miedo que sentía, nunca dejó de confiar en su creador. Dios también está a nuestro lado en los momentos más difíciles de la vida.

Sumérgete: Cuando tenemos problemas y pasan cosas malas a nuestro alrededor, es normal estar tristes. El peligro es vivir tristes todo el tiempo, porque puede generarnos depresión. Contémosle a Dios nuestras tristezas y él calmará nuestro corazón con su paz.


Devocional Extraído de la Biblia Juvenil H2O

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