Definiendo términos Bíblicos -Parte2

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Parte 2 / Gracia, Propiciación, Redención

Si bien hay muchos términos que se conocen y se mencionan en las iglesias, no siempre los podríamos definir correctamente. Veamos algunos de ellos.

Gracia (xaris)
Solo en el NT la palabra aparece más de 170 veces. La gracia es la bondad de Dios por la que él bendice gratuitamente y da vida a quienes no solo no la merecen sino que merecen la muerte. La gracia comprende otros temas tales como el perdón, la salvación, la regeneración, el arrepentimiento, y el amor de Dios.

Independientemente de la palabra xaris, que nunca se oye de labios de Jesús, la idea de la gracia está presente en forma muy prominente. Jesús dice que vino a buscar y a salvar a los perdidos. Muchas de sus parábolas enseñan la doctrina de la gracia. La parábola de los labradores en la viña (Mt. 20:1–16) enseña que Dios no tiene que dar cuentas a nadie por sus dones de gracia. La parábola de la gran cena (Lc. 14:16–24) muestra que los privilegios espirituales no garantizan la felicidad última, y que la invitación del evangelio alcanza a todos. El hijo pródigo fue recibido por su padre de un modo que realmente no merecía (Lc. 15:20–24). El arrepentimiento es la condición para la salvación (Mr 1:15; 6:12; Lc 24:47).

Es en la Cruz que resplandece la gracia salvadora. La venida del Señor a la tierra no era suficiente. La gracia no es un mero efecto de la misericordia de un Dios dispuesto por su bondad a otorgar un perdón pleno. Su santidad y justicia absolutas tenían que ser satisfechas al mismo tiempo que su amor: para esto fue preciso el sacrificio expiatorio del Calvario. Jesús descendió «para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos» (Heb 2:9). «Todos pecaron… siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús». Es él quien vino a ser «propiciación por medio de la fe en su sangre» (Rom 3:23–25).

Los efectos de la gracia en nosotros. Son maravillosos y completos, hasta el punto que se puede decir de la gracia que es el mismo Señor actuando para nuestra salvación. La gracia nos da el pleno perdón de los pecados: «Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia» (Rom 5:20). «Os dio vida juntamente con él (Cristo), perdonándoos todos los pecados» (Col 2:13). Somos «justificados por su gracia» (Tit 3:7). «Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos» (Hch 15:11). «Buena cosa es afirmar el corazón en la gracia» (He 13:9), que nos da una consolación eterna y una buena esperanza (2 Ts 2:16). Dios rodea al justo de su favor como con un escudo (Sal 5:12). Los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia reinarán en vida por Jesucristo (Rom 5:17, cp. v. 21). Esta gracia o favor «dura toda la vida» (Sal 30:5). Tales beneficios son tan numerosos que el creyente no podría desear nada más. Esta es la razón del deseo apostólico «que la gracia… sea con vosotros», que se halla 31 veces en las Epístolas y en Apocalipsis. El resumen del mensaje del evangelio es el testimonio que el Señor y los suyos rinden a «la palabra de su gracia» (Hch. 14:3; cp. 20:32). El que ve almas salvadoras puede decir que ha visto la gracia de Dios (Hch. 11:23). A los nuevos convertidos se les persuadía «a que perseverasen en la gracia de Dios» (Hch. 13:43).

Propiciación
La propiciación es la remoción de la ira por medio de una ofrenda. Pablo pone gran énfasis en la ira de Dios en los capítulos iniciales de su carta a los Romanos, y en consecuencia la obra salvífica de Cristo debe incluir la liberación del hombre de los efectos de esa ira. Podemos decir que propiciación y expiación tienen el mismo peso y significado. El término “propiciación” describe dicha liberación. La “propiciación” es un recordatorio de que Dios se opone implacablemente a todo lo que sea malo, que su oposición puede describirse correctamente como “ira”, y que solamente la obra expiatoria de Cristo puede remediarla.

La propiciación denota, en las Escrituras, aquel aspecto de la muerte de Cristo en el que vindicó el carácter santo y recto de Dios, y en virtud del cual él puede ser propicio, o misericordioso, a todo el mundo (1 Jn 2:2; 4:10).

Redención
Significa liberación de algún mal mediante el pago de un precio. La redención no solo vuelve la mirada al Calvario, sino también hacia la libertad de que gozan los redimidos. “Habéis sido comprados por precio”, dice Pablo, “glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu” (1 Cor 6.20). Precisamente, porque han sido redimidos a ese costo los creyentes deben ser hombres de Dios. Deben mostrar en su manera de vivir que ya no están sujetos al cautiverio del que han sido liberados, y se los exhorta a mantenerse, por lo tanto, “firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres” (Gál 5.1).

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Este articulo ha sido tomado de “Vive la Biblia”, sitio web de las Sociedades Bíblicas Unidas.

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