COMO SE FORMÓ LA BIBLIA - Parte II

COMO SE FORMÓ LA BIBLIA – Parte II

COMO SE FORMÓ LA BIBLIA – Parte II

La Biblia es como una pequeña biblioteca que contiene muchos libros escritos por diferentes autores. La palabra «Biblia» viene de la palabra griega biblia, que significa «libros». Pasaron 1100 años para que todos estos libros fueran escritos; y muchos años más, para que la lista de libros que ahora conocemos como la Biblia se reuniera en un solo libro.

Las historias de Cristo y sus primeros discípulos Jesús y la mayoría de sus seguidores eran judíos, y utilizaron y citaron las escrituras judías. Después de que Jesús murió y resucitó alrededor del año 30 d. C., las historias acerca de Jesús, así como sus enseñanzas, fueron transmitidas de manera oral. No fue hasta alrededor del año 65 d. C. que estas historias y enseñanzas comenzaron a ser recopiladas y puestas por escrito en los libros conocidos como los Evangelios, que constituyen aproximadamente la mitad de lo que los cristianos llaman el Nuevo Testamento. Sin embargo, los primeros escritos del Nuevo Testamento son probablemente algunas de las cartas que el apóstol Pablo escribió a los grupos de seguidores de Jesús que estaban dispersos en todo el Imperio romano. La primera de estas cartas es seguramente 1 Tesalonicenses, que puede remontarse a una fecha tan antigua como el año 50 d. C. Otros escritos del Nuevo Testamento fueron escritos en el siglo I o en los primeros años del siglo II d. C.

Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos en griego, una lengua internacional durante este período del imperio romano. A menudo los libros y cartas se transmitían y leían por separado. Por casi trecientos años (del 100-400 d. C.), los líderes y los concejos de la iglesia primitiva argumentaron acerca de cuáles libros deberían ser considerados sagrados y ser tratados con el mismo respeto dado a las escrituras judías. En el año 367 d. C., el obispo de Alejandría, llamado Atanasio, escribió una carta en la que se incluían veintisiete libros y decía que los cristianos deberían considerarlos autoritativos. Su lista fue aceptada por la mayoría de las iglesias cristianas y los libros que él incluyó son los mismos 27 libros que hoy llamamos Nuevo Testamento.

La traducción de la Biblia

Cuando los libros del Nuevo Testamento fueron escritos, el idioma griego era el idioma hablado por la mayoría de las personas del mundo mediterráneo. Pero al final del siglo II d. C., los idiomas locales se estaban volviendo populares de nuevo, especialmente en las iglesias locales. Entonces, se hicieron traducciones de la Biblia en latín, la lengua de Roma; copto, un idioma de Egipto; y siriaco, una lengua de Siria. En el año 383 d. C., el papa Dámaso asignó a un sacerdote erudito llamado Jerónimo para elaborar una traducción oficial de la Biblia en latín. Traducir toda la Biblia le tomó a Jerónimo casi veintisiete años. Su traducción llegó a ser conocida como la Vulgata y sirvió como la versión estándar de la Biblia en Europa occidental por los siguientes mil años. En la edad media, solamente los eruditos podían leer y entender el latín. Pero por el tiempo en que Johannes Gutenberg inventó la imprenta moderna (alrededor del año 1456), el uso de las lenguas vernáculas (locales o nacionales) era aceptable y generalizado en ámbitos oficiales, educativos y religiosos. A medida que más personas aprendieron a leer, creció la demanda de nuevas Biblias en las lenguas vernáculas. Traductores como Martín Lutero, William Tyndale, Casiodoro de Reina y Giovanni Diodati comenzaron a traducir la Biblia a los idiomas que la gente utilizaba en su vida cotidiana.

El proceso de traducción de la Biblia continúa aún hoy, y ha sido ayudado por recientes descubrimientos. Por ejemplo, en los últimos 150 años, se han descubierto muchos antiguos manuscritos griegos del Nuevo Testamento. En el año 1947, manuscritos muy antiguos de las escrituras judías fueron descubiertos en las cuevas del Qumrán, Murabba’at y otros lugares al oeste del mar Muerto en Israel y son conocidos como los rollos del mar Muerto. Estos manuscritos, que datan entre el siglo III a. C. y el siglo I d. C., han ayudado a los eruditos modernos a entender mejor la redacción de algunos textos y tomar decisiones acerca de cómo traducir mejor palabras o versículos específicos.

La Biblia es un libro muy antiguo que ha llegado a nosotros gracias a que muchos hombres y mujeres han trabajado arduamente para copiar y estudiar los manuscritos, examinar importantes artefactos y ruinas antiguas y traducir textos antiguos a lenguas modernas. Su dedicación ha ayudado a mantener viva la historia del pueblo de Dios.

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